La gracia que provoca las fugas de Don Ramón cada vez que aparece en escena el propietario de la vecindad, que cobra las mensualidades del arrendamiento son parte de las situaciones clásicas de la comedia de “El Chavo del ocho”.
Don Ramón intenta evitarlo ocultando su rostro inclinando su gorro o saltando por la ventana cuando el Señor Barriga golpea la
puerta del apartamento del inquilinato ocupado por el personaje de Don Ramón y su hija – la Chilindrina- que es cómplice de las mentiras que se ve obligada a decir para cubrir la huída de su padre negando haberlo visto por la vecindad.
La vecindad sin nuestro querido Don Ramon no hubiese sido lo mismo sin el... ¿OPINAS LO MISMO?
No hay comentarios:
Publicar un comentario